CLAUDIA BARBERA

Nací llorando en Chile un 1984 en dictadura; como muchas. Fui parida por una de las tantas madres silenciosas y fui creciendo con un padre que aprendió a escuchar; como pocos. Mi familia, constituida por mujeres y hombres de lengua machista, católica y en gran parte pinochetista, fue un espacio lleno de censuras, de silencios, de suspiros, de oraciones y cantos. Crecí rodeada de artistas, mecánicos, comerciantes, educadores y matronas; como algunas.

Comencé a ser artista, profesora y feminista; y con ello descubrí mi voz en las historias de otras. 

Mi obra es un fuerte y anhelado diálogo abierto, el desenterrado relato sanador de mis abuelas, tías, hermanas, primas, estudiantes, sobrinas, amiges y compañeres. En 1931, decidimos ser putas, vírgenes, madres, brujas o machis; como muchas.