De Veinte Poemas y una Canción
Luis Salvatierra y Denise Bradley

Tras haber fotografiado la calle y su gente por bastante tiempo y de recordar las anotaciones que Edward Weston hizo en México (1924), entendí que necesitaba trabajar más en mi composición fotográfica por medio de hacer una fotografía que no fuera narrativa. Entendí que el mejorar la composición pasaba por hacer una fotografía como ‘arte puro’, tendencia que en el arte partió quizás con van Gogh para distanciarse del arte que exigían los sectores dominantes de la sociedad. Con el impresionismo, el gran cambio es el representar la alegoría de la emoción que transmite la forma donde el contenido que encierra es la tonalidad, el color. Se trata de la fotografía no narrativa que en su doble tendencia -hacia la abstracción y hacia la forma humana- mantiene el humanismo sin distanciarlo de la vida.

La monotonalidad y la fotografía basada en la forma del cuerpo humano me ofrecían esa oportunidad. Un amigo que estaba haciendo una nueva traducción de los 20 Poemas y una canción me propuso la idea de hacer un libro de poemas enfrentados a fotografías que los representaran y eso me dio el impulso a fotografiar este portafolio en 1990. A fin de cuentas, el propósito pasó a ser fotografiar un cuerpo que mencionara futuro.

Lo que ven es fotografía análoga copiada de negativos de formato 6×6 cm y, si recuerdo bien, las imágenes están viradas a selenio.

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